lenguaje

Los 9 minutos más importantes para tu hijo

 

Cada minuto que pasa en la vida de tu hijo le afecta de diferentes maneras, recalcando un carácter determinado y dejando marcas en su personalidad. Cuando comienza cada día hay una nueva oportunidad para que vaya consolidando su forma de ser, valores y comportamientos positivos para él, pero existen determinados momentos que tienen mayor influencia para ellos que otros.

Los padres no pasan todo el tiempo existente con sus hijos ya que sabemos que esto es imposible hoy en día, pero sabemos cuándo hay que estar su lado para compartir su tiempo y sus intereses, o cuándo debemos dejarles un poco de libertad para que puedan dar rienda suelta a su imaginación y desarrollar su creatividad. Es muy importante cuánto tiempo pasamos con nuestros hijos, pero lo es aún más lo que hacemos con él.

A continuación os desvelamos cuáles son los minutos más importantes del día que no debemos pasar por alto:

 

  • Los 3 minutos después de levantarse por la mañana

La forma de despertar a tu hijo por la mañana afecta en gran medida a su estado de ánimo y a su actividad diaria. Es mejor despertarle con amor y cariño en vez de encender las luces o subir las persianas de golpe gritando que debe levantarse. Una voz afectuosa y unos besos en la cara son más que suficientes para que se ponga de pie con más entusiasmo y con una gran sonrisa para afrontar mejor el día.

 

  • Los 3 minutos después de volver del colegio

Cuando tu hijo vuelva de la escuela o de la guardería, no debes olvidar preguntarle acerca de qué tal le ha ido el día, si ha hecho nuevos amigos, si ha jugado mucho, etc. Mostrar interés en lo que hace hará que tenga más confianza en nosotros como padres.

 

  • Los 3 minutos antes de acostarse

Los expertos confirman que los minutos anteriores a irse a la cama son los más importantes del día para tu hijo y le afectan en su estado y en su actividad del día siguiente. Debemos acostarle con amor y ternura, cantándole su canción favorita, leyéndole un cuento que le guste o simplemente diciéndole cuánto le queremos y dándole finalmente un beso de buenas noches. Así podremos ver mientras duerme una cara de felicidad y de descanso en él, necesaria para afrontar el día siguiente sin problemas.

 

estos y muchos consejos mas puedes encontrar mediante una guia terapeutica especializada que se enfoca en tu hijo y en su desarrollo, lenguaje, motricidad, dispositivos basicos de aprendizaje, logica matematica y estimulacion adecuada, encuentra esto y mucho mas AQUI

Fuente: 
https://blog.bosquedefantasias.com/crianza/los-9-minutos-mas-importantes-hijo

mi hijo no habla bien ¿es normal?

Hay alteraciones propias de la edad que se corrigen solas, pero otras necesitan ayuda para solucionarse. Aquí encontrarás los trastornos de lenguaje más comunes entre los tres y cuatro años.

 

Muchos padres suelen preocuparse por lo que ellos consideran «problemas» en el lenguaje de sus hijos. Aunque cada niño evoluciona a su propio ritmo, saber qué es normal y qué no a esta edad puede ayudar a detectar precozmente retrasos y alteraciones del habla. Es muy importante descubrirlo cuanto antes, porque cuando los defectos del lenguaje son leves, puede bastar con la actuación adecuada de los padres; pero si existen trastornos serios, será necesaria la intervención de un especialista.

No pronuncia correctamente algunos sonidos

Una de las alteraciones más frecuentes en el lenguaje infantil son las llamadas dislalias: el niño no pronuncia correctamente uno o varios sonidos del lenguaje (los omite o los sustituye por otros).

Hasta entrados los seis años, generalmente, no dominan la correcta producción de todos los sonidos del habla. Por eso, a los tres y cuatro años, no toda pronunciación incorrecta puede considerarse dislálica o retrasada. Con tres años es normal que simplifiquen las palabras complejas mediante mecanismos de «asimilación» (por ejemplo decir «fufanda» en vez de «bufanda»).

Sin embargo, puede considerarse retraso, y los padres deberán tomar medidas, si un niño de tres años presenta alguno de los siguientes errores:

  • Ceceo (pronunciación del sonido /z/ en lugar del sonido /s/): «zopa» en vez de «sopa».
  • Guturalización del sonido /r/: «togue» en lugar de «torre».
  • Sustitución de los sonidos que se articulan en la parte posterior de la boca (/k/, /g/, /j/, /ch/, /ll/ y /ñ/), por otro que se articula en la parte anterior (/t/, /d/, /s/, /l/ y /n/): «sapa» por «chapa» o «lave» por «llave»...
  • Omisión de las consonantes finales de las palabras: «baló» en vez de «balón».

Tartamudea

En ocasiones, a los tres o cuatro años aparece el denominado tartajeo fisiológico. El niño actúa como si fuese tartamudo (a causa de ciertos bloqueos musculares, su expresión verbal se interrumpe por la repetición innecesaria de sílabas y/o palabras).

Sin embargo, a esta edad no suele tratarse de una alteración del lenguaje, sino de una etapa normal en su evolución: el niño piensa más rápido y con mayor complejidad de lo que puede hablar. En estos casos, lo mejor es que aquellos que rodean al pequeño se comporten normalmente y no le angustien.

Un tartamudeo fisiológico no es un defecto y, por ello, no hay que intentar corregirlo. Si los padres lo detectan, deben seguir las siguientes pautas:

  • Dejemos que el niño termine las frases sin mostrar impaciencia y fijándonos más en lo que dice que en cómo lo dice.
  • No hay que rectificarle ni hacer observaciones sobre su aparente problema.
  • No es bueno insistirle en que repita las palabras.
  • No debemos dar importancia al problema y tampoco transmitir al niño ansiedad con palabras o gestos.
  • Nunca se debe regañar al pequeño por sus dificultades ni imitarle y, mucho menos, burlarnos de él por su forma de hablar.
  • Habrá que acudir al especialista solo si el problema continúa a los cinco años o si existen otros problemas de la fluidez del habla asociado a este, como silabeo o problemas de articulación.

Cambia el orden de las sílabas

A los niños de esta edad les resulta difícil pronunciar en el orden correcto las sílabas de las palabras largas o que tienen mayor complejidad: dicen «cocholate» en lugar de «chocolate», «comolotora» o «mocolotora» por «locomotora», etc. Pero, si no existen otros problema asociados, tales inversiones de sílabas suelen desaparecer espontáneamente después de algún tiempo, una vez que cumplen los cinco años. Solo si las traslocaciones de sílabas persisten más allá de esta edad, o se resisten a los intentos de corrección, podremos hablar de un verdadero trastorno del habla. En este caso, habrá que acudir a un especialista.

¿Qué hacer?

  • Si existen problemas de inversión, lo primero es llamar la atención del niño sobre el orden correcto de las sílabas de las palabras problemáticas.
  • Le pediremos que repita tranquilamente la palabra, sílaba por sílaba, para que, después, intente decirla de un tirón.

Si detectamos en el niño inversiones de sonidos y problemas de pronunciación, hay que profundizar un poco mas por medio de una valoracion terapeutica y se nos den los consejos necesarios para mejorar el lenguaje en nuestros niños.

necesitas saber como? haz click aqui

 

Fuente: 
https://www.serpadres.es/3-6-anos/educacion-desarrollo/articulo/no-habla-bien-es-normal

El contacto con los idiomas durante los tres primeros años de edad

Los niños que asimilan un idioma nuevo a los tres años procesan de forma más eficiente y competente cada lengua extra que aprenden

Durante mucho tiempo se ha sugerido que las experiencias de los primeros años de vida afectan fuertemente al desarrollo posterior. Pueden ser acontecimientos emocionales que dejan huella pero también experiencias relacionadas con el lenguaje. Un nuevo estudio de la Universidad McGill y el Instituto Neurológico de Montreal ha demostrado que incluso una exposición muy temprana y breve a la lengua materna influye en cómo el cerebro procesa sonidos de un segundo idioma más adelante. Así la primera lengua no se vuelva a hablar nunca más. 

La conclusión a la que han llegado los investigadores es que si un niño chino es adoptado por una familia francesa a los tres años, y a partir de entonces deja de lado su lengua materna, tendrá un desarrollo neurológico distinto y procesará los sonidos de otros idiomas de manera diferente a un niño que siempre haya hablado francés. "Esa primera lengua "olvidada" influye en lo que pasa en tu cerebro ahora, cuando hablas cualquier otro idioma", explica Lara Pierce, una de las autoras del estudio.

Durante las pruebas, los niños franceses y los adoptados activaron las mismas zonas cerebrales de procesamiento del lenguaje. Los segundos, además, utilizaron áreas adicionales relacionadas con la memoria de trabajo y auditiva y la atención general. "Estos resultados sugieren que las diferencias de aprendizaje que experimentaron en sus primeros tres años de vida afectan a sus patrones cerebrales de activación años más tarde", cuenta Pierce.

Los niños chinos que fueron adoptados por familias francesas utilizan más las áreas cerebrales implicadas en tareas de memoria no verbal. También las de la atención y los procesos de control cognitivo, lo que implica que los niños adoptados tienen un procesamiento más eficiente y competente en el aprendizaje de una lengua extra más allá del francés. Según los investigadores, esto demuestra la "extraordinaria flexibilidad" del cerebro para adaptarse a nuevas circunstancias ambientales y la utilización de sistemas alternativos para nuevos aprendizajes si los sistemas iniciales no están disponibles.

Fuente: 
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/14/actualidad/1452785196_563734.html

Lenguaje y dificultades de aprendizaje

Los trastornos del lenguaje y del habla son patologías relativamente frecuentes en niños de edad pre escolar y escolar. Para un desarrollo adecuado de su hijo es fundamental prestar mucha atención a la presencia de estas dificultades no solamente con el fin de mejorar la  comunicación del niño con su entorno, si no para asegurarse de que su niño esté preparado para enfrentar con éxito los desafíos de esta nueva etapa de aprendizaje.

Es ampliamente reconocido y existen muchas evidencias que los trastornos del lenguaje y el habla son un factor de riesgo asociado a las dificultades de aprendizaje. Se ven comprometidas áreas del desarrollo cuyo funcionamiento es fundamental para que el niño adquiera nueva información y la integre como parte de sus aprendizajes. Desarrollar habilidades  como la discriminación auditiva, procesos de razonamiento, atención, concentración y memoria  así como el  desarrollo del lenguaje escrito se dificultan más a niños con presencia de patologías del lenguaje. .Asimismo su desarrollo psicológico y emocional puede verse afectado negativamente. Los niños con trastornos del lenguaje suelen estar más expuestos a burlas, exclusión del grupo y acoso escolar  provocando trastornos de ansiedad, depresión  y poniendo en riesgo su autoestima, seguridad e independencia.

El niño que no recibe la terapia adecuada en el momento adecuado arrastra a lo largo de su desarrollo estas dificultades que van haciéndose más críticas a medida que aumentan las exigencias académicas. El resultado final es un pequeño  desmotivado y con un bajo rendimiento escolar.

Los padres  deben de  estar siempre atentos al desarrollo del lenguaje y el habla de sus hijos e hijas  tener siempre presente que no es algo que se deba dejar para después. Si usted cree que su hijo necesita ser valorado por un especialista, entre más pronto obtenga  un diagnóstico certero, mejor enfrentara su hijo el tratamiento. En la mayoría de los casos la intervención a tiempo presenta más posibilidades de éxito y su niño  podrá disfrutar todos los retos escolares.

Fuente: 
http://www.terapeutadellenguaje.com/lenguaje-y-dificultades-de-aprendizaje/

La música estimula el lenguaje en los niños

Cuando los niños están adquiriendo los elementos de lenguaje y desarrollando sus habilidades de comunicación, la música puede ser una poderosa herramienta que los motiva a mejorar su vocabulario y aprender  a usar estructuras nuevas.

Sobre todo si estás promoviendo la adquisición de un segundo idioma, aprovecha la ayuda de la música para que tus hijos disfruten más el proceso y se queden con patrones auténticos grabados en su memoria.

La música apoya el lenguaje por las siguientes razones:

1. Tiene ritmo.

Cada idioma tiene sus propios ritmos y cadencias. Las sílabas acentuadas se marcan en las canciones de forma natural.

El ritmo es pegajoso, y es mucho más factible que tu hijo aprenda a hablar con la entonación y el énfasis correctos si agarra el hábito de las canciones.

Si escoges música para practicar el ritmo de un idioma, asegúrate que tenga buenos ejemplos de la forma correcta de acentuar palabras y frases,y que tenga un buen ritmo reconocible.

2.  Es sonido auténtico. 

¿Cómo suena el idioma?Las canciones (sobre todo las tradicionales) reproducen el lenguaje auténtico.

La pronunciación correcta y la entonación se pueden disfrutar a través de canciones como “El comal le dijo a la olla” del compositor mexicano Gabilondo Soler.Cuando el comal y la olla se pelean, se puede apreciar cómo suena una discusión en español.

También las canciones proporcionan ejemplos de usos onomatopéyicos del lenguaje auténtico.Por ejemplo “El pollito Pío” reproduce los sonidos que hacen los animales en español.

3.  Es repetitiva.

Las canciones suelen repetir el coro, dando a los niños una buena oportunidad para aprender frases y dichos.  Este ejercicio les agiliza la lengua para que aprendan a hablar con más fluidez.

Cuando se está desarrollando el lenguaje, la repetición ayuda a fijar patrones de ritmo y entonación en el cerebro. Por eso los arrullos son tan efectivos con los niños más chiquitos.

4.  Sigue una secuencia. 

Uno de los retos del aprendizaje de lenguaje es secuenciar objetos, personas y eventos, porque el niño tiene que tener conciencia de lo que viene atrás para vincular lo nuevo.

Las canciones “acumulativas”, que se repiten y van agregando un elemento nuevo cada vez, son buenas para practicar las secuencias y también para ejercitar la memoria mientras que los niños van hilando los elementos por la relación lógica entre sí.

5.  Cuenta una historia. 

Escuchar cuentos enriquece infinitamente el lenguaje en los niños, ya que les ayuda a imaginar escenarios ajenos y a conocer personajes interesantes, cada uno con su problemática.

Los niños que escuchan las historias que cuentan sus papás adquieren más vocabulario más pronto, y las historias les ayudan a internalizar valores y lecciones de diferentes culturas.

Las historias cantadas tienen aun más poder, ya que siguen con la tradición oral, que hace del cuento una fórmula de palabras y sonidos que se queda para siempre en la memoria y en el corazón.

6.  Estimula la imaginación.

La música nos llega al corazón sin el intermediario de la razón ni la realidad.Muchas canciones infantiles se basan en la fantasía y en la combinación insólita de elementos que no se ven juntos en el mundo real.

Entender lo insólito y lo ridículo es desarrollar el lenguaje en un nivel bastante sofisticado aunque se encuentran canciones así para los niños muy chiquitos, basados en la combinación de sonidos más que en la unión de ideas.

Los niños están llegando al dominio de un lenguaje más abstracto y maduro cuando pueden disfrutar las imágenes fantasiosas y lo imposible.

7.  Es divertida. 

La convivencia agradable con personas cercanas a los niños es clave para el desarrollo del lenguaje.  Por lo tanto, en vez de poner a tu hijo en un cuarto solo con las canciones en la grabadora, es muy importante que tú estés presente, cantando, bailando y disfrutándolas con él.

Aprovecha la apertura que provoca la música para convivir con tu hijo en un ambiente relajado y compartir momentos de diversión.  Y si tú tocas algún instrumento o te gusta cantar, pues ¡tanto mejor!  Disfruten juntos la convivencia musical; verás los resultados en el lenguaje de tu hijo.

 

Fuente: 
http://hijos.about.com/od/Salud/fl/La-muacutesica-estimula-el-lenguaje-en-los-nintildeos.htm

¿MI HIJO AUN NO HABLA, QUE HAGO? (retraso en el habla o el lenguaje)

Su hijo ya tiene 2 años y apenas habla. Dice unas pocas palabras pero, en comparación con otros niños de su edad, usted cree que tiene bastante retraso. Usted recuerda que su hermana era capaz de armar frases completas a la misma edad. Con la esperanza de que su hijo se acabará poniendo al día más adelante, usted pospone la búsqueda de ayuda profesional. Hay niños que caminan muy pronto y otros que hablan muy pronto, se dice. No hay por qué preocuparse...

Esta situación es bastante habitual entre los padres de niños en quienes el habla se desarrolla más despacio de lo habitual. A menos que también observen retrasos en otras áreas del desarrollo inicial del niño, los padres pueden dudar sobre si deberían o no buscar ayuda profesional. Algunos justifican el retraso del habla de sus hijos diciéndose a sí mismos que "ya madurará" o que "a mi hijo le interesa más moverse que hablar".

Conocer qué es "normal" y qué no lo es en el desarrollo del habla y del lenguaje puede ayudarle a saber si usted debería preocuparse o si su hijo está evolucionando según lo esperable en ambos ámbitos.

Desarrollo normal del habla y del lenguaje

Es importante que en cada una de las revisiones médicas sistemáticas a que se someta su hijo, hable con su pediatra sobre el habla y el desarrollo del lenguaje del niño, así como sobre otros aspectos de su proceso evolutivo que le preocupen. Puede ser difícil saber si su hijo solo es inmaduro en su capacidad para comunicarse o si tiene algún problema que requeriría una atención profesional.

Las siguientes normas de referencia sobre el desarrollo pueden servirle de guía:

Antes de los 12 meses

Es importante observar a los niños de esta edad a fin de detectar indicadores de que utilizan la voz para relacionarse con su entorno. El gorgojeo y el balbuceo son las fases iniciales del desarrollo del habla. Cuando los bebés se hacen mayores (a menudo en torno a los 9 meses), empiezan a unir sonidos, a incorporar las distintas entonaciones del habla y a decir palabras como "mamá" y "papá" (aunque sin entender qué significan).

Antes de los 12 meses, los bebés deberían ser receptivos a los sonidos y empezar a reconocer nombres de objetos de uso común (por ejemplo, biberón, chupete, etc.). Los bebés que observan atentamente su entorno pero no reaccionan al sonido es posible que presenten pérdidas auditivas (o hipoacusias).

Entre los 12 y los 15 meses

Los niños de esta edad deberían tener un amplio abanico de sonidos en su balbuceo (como p, b, m, d, o n), empezar a imitar y a aproximarse a los sonidos y palabras que modelan los miembros de su familia y típicamente decir una o más palabras (excluyendo "mamá" y "papá") de forma espontánea. Los nombres suelen ser las primeras palabras que utilizan los bebés, como "bebé" y "pelota". Su hijo también debería entender y seguir instrucciones de un solo paso ("Por favor, pásame el juguete" y similares).

De los 18 a los 24 meses

Aunque hay una gran variabilidad, la mayoría de los niños dicen unas 20 palabras cuando tienen aproximadamente 18 meses y unas 50 o más cuando cumplen 2 años. En torno a esta edad, los niños empiezan a combinar dos palabras en frases muy simples, como "bebé llorar" o "papá grande". Un niño de 2 años debería poder identificar objetos de uso común (tanto cuando el objeto está presente como cuando se trata de imágenes del objeto), señalar sus ojos, sus orejas y su nariz cuando alguien se las menciona y seguir instrucciones de dos pasos (como "Por favor, recoge el juguete y dámelo").

De 2 a 3 años

Los padres suelen presenciar grades avances en el habla de sus hijos a esta edad. El vocabulario del niño debería crecer considerablemente (demasiadas palabras para poderlas contar) y el niño debería combinar de forma sistemática tres o más palabras en frases más largas.

Su comprensión también debería mejorar; con 3 años, un niño debería empezar a entender qué significa "ponlo en la mesa" o "ponlo debajo de la cama". Su hijo también debería empezar a identificar colores y a entender conceptos descriptivos (por ejemplo, grande versus a pequeño).

La diferencia entre el habla y el lenguaje

El habla y el lenguaje suelen confundirse entre sí, pero hay una diferencia importante entre ambos:

·         El habla es la expresión verbal del lenguaje e incluye la articulación, que es el modo en que se forman los sonidos y las palabras.

·         El lenguaje es un concepto mucho más amplio y engloba el sistema completo de expresar y recibir información provista de significado. Se refiere a entender y ser entendido a través de la comunicación, sea verbal, no verbal o escrita.

A pesar de que los problemas relacionados con el habla y con el lenguaje difieren, a menudo se solapan entre sí. De todos modos, un niño con un problema de lenguaje puede pronunciar correctamente las palabras pero ser incapaz de combinar más de dos palabras en una frase. El habla de otro niño puede ser difícil de entender, aunque sea capaz de utilizar palabras y frases para expresar sus ideas. Y otro niño puede hablar bien y con claridad pero tener dificultades para seguir instrucciones.

Señales de alarma de un posible problema

Si le preocupa el desarrollo del habla y del lenguaje de su hijo, he aquí algunos de los aspectos en que se debería fijar. Un lactante que no reacciona al sonido o que no vocaliza sería un buen motivo de preocupación.

Entre los 12 y los 24 meses, otros posibles motivos de preocupación serían los siguientes:

·         con 12 meses, no utiliza gestos, como señalar o despedirse con la mano

·         con 18 meses, prefiere comunicarse con gestos en lugar de con vocalizaciones

·         con 18 meses, tiene dificultades para imitar sonidos

·         tiene dificultades para entender peticiones verbales simples

Solicite una evaluación por parte de un profesional si un niño de más de 2 años:

·         solo imita el habla o los actos ajenos pero no genera palabras o frases de forma espontánea

·         solo emite determinados sonidos o palabras de forma repetida y no puede utilizar el lenguaje oral para comunicar más que sus necesidades inmediatas

·         no puede seguir instrucciones simples

·         tiene un tono de voz extraño o una pronunciación extraña (roncos o nasales, por ejemplo)

·         cuesta más entenderle de lo que sería esperable por su edad. Los padres y los cuidadores habituales deberían entender la mitad de lo que dice un niño de 2 años y aproximadamente tres cuartas partes de lo que dice uno de 3 años. Con 4 años, a un niño se le debería entender prácticamente todo, incluso cuando hable a personas que no lo conocen.

Causas del retraso del habla o del lenguaje

Hay muchos aspectos que pueden provocar retrasos en el desarrollo del habla y del lenguaje. Los retrasos del habla en un niño que en otros ámbitos se desarrolla con normalidad pueden obedecer a problemas relacionados con el aparato fonador, como alteraciones en la lengua o en el paladar. Un frenillo corto (el pliegue que hay debajo de la lengua) puede limitar los movimientos linguales para la producción del habla.

Muchos niños con retrasos del habla tienen problemas orales motores, lo que implica la existencia de una comunicación ineficaz en las áreas cerebrales responsables de la producción del habla. El niño puede tener dificultades al utilizar y coordinar los labios, la lengua y la mandíbula para producir los sonidos del habla. El habla puede ser el único ámbito afectado o bien los problemas en el habla pueden ir acompañados de otros problemas orales motores, como las dificultades para alimentarse. El retraso del habla también puede ser una parte (en vez de indicar) de un problema más "global" (o general) de un retraso del desarrollo.

Los problemas auditivos también pueden estar relacionados con los retrasos del habla. Por este motivo, cuando a un padre le preocupa el habla de su hijo, debería llevarlo a un audiólogo para que le evalúe la audición. Un niño con problemas auditivos puede tener problemas para articular, así como para entender, imitar y utilizar el lenguaje.

Las infecciones de oído (u otitis), sobre todo las de carácter crónico, pueden repercutir sobre la capacidad auditiva de un niño. De todos modos, las infecciones de oído que reciben un tratamiento adecuado y se curan bien no deberían tener ningún efecto sobre el habla del niño. Y, siempre que exista una audición normal en por lo menos un oído, tanto el habla como el lenguaje se pueden desarrollar con normalidad.

Qué hacen los especialistas en trastornos del lenguaje

Si usted o su pediatra sospechan que su hijo tiene un problema en el habla o en el lenguaje, es decisivo que un especialista en trastornos del lenguaje lo evalúe lo antes posible. Por supuesto, si resulta que su hijo no tiene ningún problema, el resultado de la evaluación permitirá reducir sus temores.

Aunque usted mismo puede buscar un especialista en trastornos del lenguaje, es posible que el pediatra de su hijo o que su médico de familia los remita a uno de estos profesionales.

Al realizar la evaluación, este tipo de especialista analizará el habla y el lenguaje de su hijo teniendo en cuenta el contexto del desarrollo general del niño. Aparte de observar a su hijo, este profesional le aplicará una serie de pruebas y escalas estandarizadas y comprobará si ha alcanzado o no los distintos hitos en el desarrollo del habla y del lenguaje.

El especialista en los trastornos del lenguaje también avaluará:

·         lo que entiende su hijo (lo que se conoce como lenguaje receptivo)

·         lo que puede decir su hijo (lo que se conoce como lenguaje expresivo)

·         si su hijo intenta comunicarse de otras maneras, como señalando, sacudiendo la cabeza, haciendo gestos, etc.

·         el desarrollo de los sonidos y la claridad del habla

·         el estado oral motor de su hijo (cómo trabajan conjuntamente la boca, la lengua, el paladar, etc. durante el habla, así como durante las conductas de comer y de tragar)

Si el especialista en trastornos del lenguaje considera que su hijo necesita hacer terapia del lenguaje, su participación, en calidad de padre o de madre, será de suma importancia. Usted podrá observar las sesiones de terapia del lenguaje y aprender a participar en el proceso. El terapista le enseñará cómo puede trabajar con su hijo en casa para mejorar el habla y las habilidades lingüísticas del pequeño.

Es posible que la evaluación que haga el especialista en trastornos del lenguaje sobre el habla y el lenguaje de su hijo indique que sus expectativas eran demasiado altas. Los materiales educativos que establecen las etapas y los hitos evolutivos en el desarrollo del habla y el lenguaje pueden ayudarle a ver a su hijo de una forma más realista.

Qué pueden hacer los padres

Como muchos otros aspectos de la vida, el desarrollo del habla es el resultado de la interacción entre la herencia y el ambiente (entre lo innato y lo adquirido). La dotación genética determina, en parte, la inteligencia y el desarrollo del habla y del lenguaje. De todos modos, gran parte de este desarrollo depende del ambiente. ¿Se estimula adecuadamente al niño en casa y en la guardería? ¿El niño tiene oportunidades para participar en el intercambio y para comunicarse libremente? ¿Qué tipo de retroalimentación recibe el niño?

Cuando se detectan problemas en el habla, el lenguaje, de tipo auditivo o del desarrollo, la intervención precoz puede proporcionar la ayuda que necesita el niño. Y, cuando se entiende mejor las causas de que un niño no hable, se pueden aprender formas de favorecer el desarrollo del habla.

He aquí unos pocos consejos generales que puede utilizar en su casa:

·         Dedique mucho tiempo a comunicarse con su hijo, incluso durante la etapa de la lactancia: háblele, cántele y fomente en él la imitación de sonidos y de gestos.

·         Léale a su hijo, empezando cuando tan solo tenga 6 meses. No tiene que leerle libros enteros, pero busque libros apropiados para su edad, de tapa blanda o dura y con dibujos que animen a su hijo a mirar mientras usted van nombrando los dibujos. Pruebe empezar con cuentos clásicos para bebés (como "El conejito Pat", donde se pueden imitar y realizar movimientos, como acariciar) o libros con texturas que los niños pueden palpar y sentir. Más adelante, deje que su hijo señale dibujos reconocibles e intente nombrarlos. Luego pase a los versos y canciones infantiles, que tienen el atractivo de la rima y el ritmo. Avance hacia los libros predecibles (como el de "Los tres cerditos") que permiten a los niños anticipar lo que va a ocurrir. Es posible que su pequeño hasta empiece a memorizar partes de sus cuentos favoritos.

·         Aproveche situaciones de la vida cotidiana para reforzar el habla y el lenguaje de su hijo. En otras palabras, pásese todo el día hablando sin parar. Por ejemplo, nombre los alimentos que compra en la tienda de comestibles, explíquele lo que hace mientras prepara la comida o limpia una habitación, señale objetos de la casa y, cuando vayan en coche, coméntele los sonidos que vayan oyendo. Formule preguntas a su hijo y hágase eco de sus respuestas (incluso aunque sean difíciles de entender). Hable de forma sencilla, pero no utilice nunca el habla infantil, es decir, la forma de hablar propia de los bebés.

Independientemente de la edad que tenga su hijo, reconocer y tratar su retraso en el habla o el lenguaje lo antes posible es el mejor enfoque que usted puede adoptar para ayudarle. Con un tratamiento adecuado, lo más probable es que su hijo pueda comunicarse mejor con usted y con el resto del mundo.

 

Fuente: 
http://kidshealth.org/parent/en_espanol/emociones/not_talk_esp.html#

¿MI HIJO AUN NO HABLA, QUE HAGO? (retraso en el habla o el lenguaje)

Su hijo ya tiene 2 años y apenas habla. Dice unas pocas palabras pero, en comparación con otros niños de su edad, usted cree que tiene bastante retraso. Usted recuerda que su hermana era capaz de armar frases completas a la misma edad. Con la esperanza de que su hijo se acabará poniendo al día más adelante, usted pospone la búsqueda de ayuda profesional. Hay niños que caminan muy pronto y otros que hablan muy pronto, se dice. No hay por qué preocuparse...

Esta situación es bastante habitual entre los padres de niños en quienes el habla se desarrolla más despacio de lo habitual. A menos que también observen retrasos en otras áreas del desarrollo inicial del niño, los padres pueden dudar sobre si deberían o no buscar ayuda profesional. Algunos justifican el retraso del habla de sus hijos diciéndose a sí mismos que "ya madurará" o que "a mi hijo le interesa más moverse que hablar".

Conocer qué es "normal" y qué no lo es en el desarrollo del habla y del lenguaje puede ayudarle a saber si usted debería preocuparse o si su hijo está evolucionando según lo esperable en ambos ámbitos.

Desarrollo normal del habla y del lenguaje

Es importante que en cada una de las revisiones médicas sistemáticas a que se someta su hijo, hable con su pediatra sobre el habla y el desarrollo del lenguaje del niño, así como sobre otros aspectos de su proceso evolutivo que le preocupen. Puede ser difícil saber si su hijo solo es inmaduro en su capacidad para comunicarse o si tiene algún problema que requeriría una atención profesional.

Las siguientes normas de referencia sobre el desarrollo pueden servirle de guía:

Antes de los 12 meses

Es importante observar a los niños de esta edad a fin de detectar indicadores de que utilizan la voz para relacionarse con su entorno. El gorgojeo y el balbuceo son las fases iniciales del desarrollo del habla. Cuando los bebés se hacen mayores (a menudo en torno a los 9 meses), empiezan a unir sonidos, a incorporar las distintas entonaciones del habla y a decir palabras como "mamá" y "papá" (aunque sin entender qué significan).

Antes de los 12 meses, los bebés deberían ser receptivos a los sonidos y empezar a reconocer nombres de objetos de uso común (por ejemplo, biberón, chupete, etc.). Los bebés que observan atentamente su entorno pero no reaccionan al sonido es posible que presenten pérdidas auditivas (o hipoacusias).

Entre los 12 y los 15 meses

Los niños de esta edad deberían tener un amplio abanico de sonidos en su balbuceo (como p, b, m, d, o n), empezar a imitar y a aproximarse a los sonidos y palabras que modelan los miembros de su familia y típicamente decir una o más palabras (excluyendo "mamá" y "papá") de forma espontánea. Los nombres suelen ser las primeras palabras que utilizan los bebés, como "bebé" y "pelota". Su hijo también debería entender y seguir instrucciones de un solo paso ("Por favor, pásame el juguete" y similares).

De los 18 a los 24 meses

Aunque hay una gran variabilidad, la mayoría de los niños dicen unas 20 palabras cuando tienen aproximadamente 18 meses y unas 50 o más cuando cumplen 2 años. En torno a esta edad, los niños empiezan a combinar dos palabras en frases muy simples, como "bebé llorar" o "papá grande". Un niño de 2 años debería poder identificar objetos de uso común (tanto cuando el objeto está presente como cuando se trata de imágenes del objeto), señalar sus ojos, sus orejas y su nariz cuando alguien se las menciona y seguir instrucciones de dos pasos (como "Por favor, recoge el juguete y dámelo").

De 2 a 3 años

Los padres suelen presenciar grades avances en el habla de sus hijos a esta edad. El vocabulario del niño debería crecer considerablemente (demasiadas palabras para poderlas contar) y el niño debería combinar de forma sistemática tres o más palabras en frases más largas.

Su comprensión también debería mejorar; con 3 años, un niño debería empezar a entender qué significa "ponlo en la mesa" o "ponlo debajo de la cama". Su hijo también debería empezar a identificar colores y a entender conceptos descriptivos (por ejemplo, grande versus a pequeño).

La diferencia entre el habla y el lenguaje

El habla y el lenguaje suelen confundirse entre sí, pero hay una diferencia importante entre ambos:

·         El habla es la expresión verbal del lenguaje e incluye la articulación, que es el modo en que se forman los sonidos y las palabras.

·         El lenguaje es un concepto mucho más amplio y engloba el sistema completo de expresar y recibir información provista de significado. Se refiere a entender y ser entendido a través de la comunicación, sea verbal, no verbal o escrita.

A pesar de que los problemas relacionados con el habla y con el lenguaje difieren, a menudo se solapan entre sí. De todos modos, un niño con un problema de lenguaje puede pronunciar correctamente las palabras pero ser incapaz de combinar más de dos palabras en una frase. El habla de otro niño puede ser difícil de entender, aunque sea capaz de utilizar palabras y frases para expresar sus ideas. Y otro niño puede hablar bien y con claridad pero tener dificultades para seguir instrucciones.

Señales de alarma de un posible problema

Si le preocupa el desarrollo del habla y del lenguaje de su hijo, he aquí algunos de los aspectos en que se debería fijar. Un lactante que no reacciona al sonido o que no vocaliza sería un buen motivo de preocupación.

Entre los 12 y los 24 meses, otros posibles motivos de preocupación serían los siguientes:

·         con 12 meses, no utiliza gestos, como señalar o despedirse con la mano

·         con 18 meses, prefiere comunicarse con gestos en lugar de con vocalizaciones

·         con 18 meses, tiene dificultades para imitar sonidos

·         tiene dificultades para entender peticiones verbales simples

Solicite una evaluación por parte de un profesional si un niño de más de 2 años:

·         solo imita el habla o los actos ajenos pero no genera palabras o frases de forma espontánea

·         solo emite determinados sonidos o palabras de forma repetida y no puede utilizar el lenguaje oral para comunicar más que sus necesidades inmediatas

·         no puede seguir instrucciones simples

·         tiene un tono de voz extraño o una pronunciación extraña (roncos o nasales, por ejemplo)

·         cuesta más entenderle de lo que sería esperable por su edad. Los padres y los cuidadores habituales deberían entender la mitad de lo que dice un niño de 2 años y aproximadamente tres cuartas partes de lo que dice uno de 3 años. Con 4 años, a un niño se le debería entender prácticamente todo, incluso cuando hable a personas que no lo conocen.

Causas del retraso del habla o del lenguaje

Hay muchos aspectos que pueden provocar retrasos en el desarrollo del habla y del lenguaje. Los retrasos del habla en un niño que en otros ámbitos se desarrolla con normalidad pueden obedecer a problemas relacionados con el aparato fonador, como alteraciones en la lengua o en el paladar. Un frenillo corto (el pliegue que hay debajo de la lengua) puede limitar los movimientos linguales para la producción del habla.

Muchos niños con retrasos del habla tienen problemas orales motores, lo que implica la existencia de una comunicación ineficaz en las áreas cerebrales responsables de la producción del habla. El niño puede tener dificultades al utilizar y coordinar los labios, la lengua y la mandíbula para producir los sonidos del habla. El habla puede ser el único ámbito afectado o bien los problemas en el habla pueden ir acompañados de otros problemas orales motores, como las dificultades para alimentarse. El retraso del habla también puede ser una parte (en vez de indicar) de un problema más "global" (o general) de un retraso del desarrollo.

Los problemas auditivos también pueden estar relacionados con los retrasos del habla. Por este motivo, cuando a un padre le preocupa el habla de su hijo, debería llevarlo a un audiólogo para que le evalúe la audición. Un niño con problemas auditivos puede tener problemas para articular, así como para entender, imitar y utilizar el lenguaje.

Las infecciones de oído (u otitis), sobre todo las de carácter crónico, pueden repercutir sobre la capacidad auditiva de un niño. De todos modos, las infecciones de oído que reciben un tratamiento adecuado y se curan bien no deberían tener ningún efecto sobre el habla del niño. Y, siempre que exista una audición normal en por lo menos un oído, tanto el habla como el lenguaje se pueden desarrollar con normalidad.

Qué hacen los especialistas en trastornos del lenguaje

Si usted o su pediatra sospechan que su hijo tiene un problema en el habla o en el lenguaje, es decisivo que un especialista en trastornos del lenguaje lo evalúe lo antes posible. Por supuesto, si resulta que su hijo no tiene ningún problema, el resultado de la evaluación permitirá reducir sus temores.

Aunque usted mismo puede buscar un especialista en trastornos del lenguaje, es posible que el pediatra de su hijo o que su médico de familia los remita a uno de estos profesionales.

Al realizar la evaluación, este tipo de especialista analizará el habla y el lenguaje de su hijo teniendo en cuenta el contexto del desarrollo general del niño. Aparte de observar a su hijo, este profesional le aplicará una serie de pruebas y escalas estandarizadas y comprobará si ha alcanzado o no los distintos hitos en el desarrollo del habla y del lenguaje.

El especialista en los trastornos del lenguaje también avaluará:

·         lo que entiende su hijo (lo que se conoce como lenguaje receptivo)

·         lo que puede decir su hijo (lo que se conoce como lenguaje expresivo)

·         si su hijo intenta comunicarse de otras maneras, como señalando, sacudiendo la cabeza, haciendo gestos, etc.

·         el desarrollo de los sonidos y la claridad del habla

·         el estado oral motor de su hijo (cómo trabajan conjuntamente la boca, la lengua, el paladar, etc. durante el habla, así como durante las conductas de comer y de tragar)

Si el especialista en trastornos del lenguaje considera que su hijo necesita hacer terapia del lenguaje, su participación, en calidad de padre o de madre, será de suma importancia. Usted podrá observar las sesiones de terapia del lenguaje y aprender a participar en el proceso. El terapista le enseñará cómo puede trabajar con su hijo en casa para mejorar el habla y las habilidades lingüísticas del pequeño.

Es posible que la evaluación que haga el especialista en trastornos del lenguaje sobre el habla y el lenguaje de su hijo indique que sus expectativas eran demasiado altas. Los materiales educativos que establecen las etapas y los hitos evolutivos en el desarrollo del habla y el lenguaje pueden ayudarle a ver a su hijo de una forma más realista.

Qué pueden hacer los padres

Como muchos otros aspectos de la vida, el desarrollo del habla es el resultado de la interacción entre la herencia y el ambiente (entre lo innato y lo adquirido). La dotación genética determina, en parte, la inteligencia y el desarrollo del habla y del lenguaje. De todos modos, gran parte de este desarrollo depende del ambiente. ¿Se estimula adecuadamente al niño en casa y en la guardería? ¿El niño tiene oportunidades para participar en el intercambio y para comunicarse libremente? ¿Qué tipo de retroalimentación recibe el niño?

Cuando se detectan problemas en el habla, el lenguaje, de tipo auditivo o del desarrollo, la intervención precoz puede proporcionar la ayuda que necesita el niño. Y, cuando se entiende mejor las causas de que un niño no hable, se pueden aprender formas de favorecer el desarrollo del habla.

He aquí unos pocos consejos generales que puede utilizar en su casa:

·         Dedique mucho tiempo a comunicarse con su hijo, incluso durante la etapa de la lactancia: háblele, cántele y fomente en él la imitación de sonidos y de gestos.

·         Léale a su hijo, empezando cuando tan solo tenga 6 meses. No tiene que leerle libros enteros, pero busque libros apropiados para su edad, de tapa blanda o dura y con dibujos que animen a su hijo a mirar mientras usted van nombrando los dibujos. Pruebe empezar con cuentos clásicos para bebés (como "El conejito Pat", donde se pueden imitar y realizar movimientos, como acariciar) o libros con texturas que los niños pueden palpar y sentir. Más adelante, deje que su hijo señale dibujos reconocibles e intente nombrarlos. Luego pase a los versos y canciones infantiles, que tienen el atractivo de la rima y el ritmo. Avance hacia los libros predecibles (como el de "Los tres cerditos") que permiten a los niños anticipar lo que va a ocurrir. Es posible que su pequeño hasta empiece a memorizar partes de sus cuentos favoritos.

·         Aproveche situaciones de la vida cotidiana para reforzar el habla y el lenguaje de su hijo. En otras palabras, pásese todo el día hablando sin parar. Por ejemplo, nombre los alimentos que compra en la tienda de comestibles, explíquele lo que hace mientras prepara la comida o limpia una habitación, señale objetos de la casa y, cuando vayan en coche, coméntele los sonidos que vayan oyendo. Formule preguntas a su hijo y hágase eco de sus respuestas (incluso aunque sean difíciles de entender). Hable de forma sencilla, pero no utilice nunca el habla infantil, es decir, la forma de hablar propia de los bebés.

Independientemente de la edad que tenga su hijo, reconocer y tratar su retraso en el habla o el lenguaje lo antes posible es el mejor enfoque que usted puede adoptar para ayudarle. Con un tratamiento adecuado, lo más probable es que su hijo pueda comunicarse mejor con usted y con el resto del mundo.

 

Fuente: 
http://kidshealth.org/parent/en_espanol/emociones/not_talk_esp.html#

Siete juegos para estimular el habla del bebé

Del balbuceo a las palabras. Este es el primer camino por el lenguaje que recorre el bebé. Comienza cuando emite sus primeros fonemas, alrededor de los siete o nueve meses. Cuando cumple los 12 o 15 meses, ya suele ser capaz de denominar algo por su nombre. A partir de entonces, y hasta que alcanza los cinco años, el pequeño desarrolla su capacidad lingüística. Amplía poco a poco su vocabulario y aprende a construir frases completas. El niño aprende a hablar.Este aprendizaje se produce de forma natural, pero adaptado al ritmo y características de cada menor. Sin embargo, sí hay juegos y actividades con las que se puede apoyar el habla del bebé. "La actitud de los padres no debe ser pasiva",  que sostiene que el medio que rodea al niño tiene un papel muy relevante en su desarrollo del habla. "Desde las primeras edades, el entrenamiento auditivo es la base para el correcto desarrollo de la comunicación oral", apunta, por su parte, Margarita Gil, directora de un gabinete de aprendizaje y lenguaje.A continuación se explican algunos juegos para apoyar a los pequeños en su aprendizaje del habla que recomienda esta especialista.

 

 4  juegos de sonidos para aprender a hablar.

Los juegos si son divertidos para los niños pero, además, le pueden ayudar a aprender a hablar.

El traductor de sonidos

Un buen ejercicio para que el pequeño aprenda a discriminar los sonidos y los relacione con el lenguaje es hacer de traductor de sonidos. Para ello, el adulto debe traducir con la palabra correspondiente los sonidos y ruidos cotidianos que se producen de forma habitual, como el timbre de la puerta, la lavadora o el teléfono. También se pueden utilizar los de la calle: una sirena, pitidos, un perro o coches. Y los de la naturaleza un pájaro, el viento, la lluvia, etc.

¿Dónde estoy?

Con este juego se puede enseñar a los más pequeños a localizar el origen del sonido. El adulto se puede ocultar en distintas partes de la casa y emitir un sonido desde su escondite. También se puede hacer esta actividad con la ayuda de un juguete sonoro.

¡Saca la lengua!

Una buena idea para trabajar la motricidad labiolingual es decirle al pequeño que su cara es una casita, en la que los ojos son ventanas, la nariz el timbre, la boca la puerta y la lengua un amigo que está dentro de ella. 

Este juego permite entrenar los movimientos. Para ello, hay que pedir al niño que llame al timbre, abra la puerta y que deje salir (y volver a entrar después) a su amigo para dar un paseo.

Vamos a soplar

Para aprender a articular bien las palabras, el niño debe ejercitar la respiración y también aprender a acompasar el ritmo de la misma. Un buen ejercicio para ello es jugar a hinchar globos. 

Otra propuesta es colocar pequeñas bolitas de papel o de algodón sobre una superficie lisa y soplar sobre ellas para lograr que lleguen las primeras a la meta.

3  juegos para ampliar y reforzar el vocabulario del niño.

Cuando el pequeño ya ha aprendido a expresar sus primeras palabras, se puede estimular y reforzar su vocabulario. Para ello existen otros juegos útiles, que le permiten, además, entender el significado.

Estas son algunas propuestas:

¿Qué hay ahí?

Un cuento con ilustraciones para niños, una lámina o una revista servirán para ayudar al pequeño a ampliar el vocabulario. El juego consiste en contemplar juntos las imágenes y pedirle que señale y enuncie lo que ve en ellas. Cuando no sepa el nombre de alguna de las cosas que observa, el adulto debe decirle qué es y hacerle una breve descripción.

El tren de las palabras

"Llevo un vagón de... (fruta, animales, colores, etc)". A partir de esta frase el niño y el adulto empiezan a llenar el tren con palabras de la familia elegida. El adulto puede incorporar las menos usuales para que el pequeño pueda participar de forma activa en el juego, a la vez que aprende nuevas palabras.

Veo, veo

Este clásico juego enseña al niño a describir cosas y le ayuda a desarrollar vocabulario. El menor (o el adulto) elige un objeto que esté a la vista y comienza a dar pistas, entre ellas, su color, la letra por la que empieza o su situación. El turno termina cuando el otro jugador adivina qué es.

Consejos para no frenar el habla del niño

  • Dejarle hablar. No interrumpir al niño cuando quiere expresarse para corregirle, ni terminar las frases por él para acelerar la conversación.
  • Aprovechar cualquier ocasión para introducir más vocabulario, explicarle las palabras nuevas y su significado.
  • Leer con el pequeño cada día y dejarle participar de forma activa en la lectura. Hay que responder a sus preguntas sobre ella.
  • No corregirle cuando articule mal una palabra. Es mejor introducir el término de forma correcta de nuevo en la conversación.
  • Los padres son el principal modelo lingüístico para el niño. Por eso hay que cuidar el propio vocabulario y evitar utilizar un lenguaje infantilizado con el pequeño.

 

Fuente: 
www.consumer.es