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DESARROLLO MOTOR ADECUADO

SOSTENER SU CABECITA, DARSE LA VUELTA, MANTENERSE SENTADO, GATEAR Y DAR SUS PRIMEROS PASOS SON HABILIDADES MOTORAS QUE PASO A PASO VA APRENDIENDO EL BEBÉ

 

El desarrollo de las habilidades motoras (gruesas) en el bebé puede decirse que comienza con el control de la cabeza para luego continuar con los brazos, manos y más tarde los músculos de la espalda, sentarse, gatear, ponerse de pie y finalmente andar (lo que constituye un logro muy importante ya que  les permitirá de forma autónoma desplazarse y de tener acceso al entorno que les rodea). He aquí el adecuado desarrollo del bebé mes a mes por lo que respecta a tales habilidades (aunque hay que tener en cuenta que las mismas pueden diferir de algunos meses en unos u otros bebés).

En el transcurso del primer mes el recién nacido empieza a mover su cabeza cuando alguien le habla. A la vez gira la vista en dirección a los sonidos y levanta la cabeza unos 45 grados sobre su vientre o costado.

A los dos meses al estar boca abajo ya es capaz de levantar brevemente su cabeza (que queda por encima del nivel del cuerpo).

A partir de los tres meses se apoya sobre sus brazos y ya sostiene su cabeza erguida durante un rato A la vez muestra curiosidad e interés por el entorno girándola al menor ruido.

Es a los cuatro meses aproximadamente cuando si se le coloca de costado se gira poniéndose boca arriba. A la vez controla su cabeza manteniéndola erguida y hasta la gira de un lado para otro.

Alrededor de los cinco meses estando boca arriba ya es capaz de darse la vuelta y colocarse boca abajo.

Al cumplir los seis meses el bebé ya se aguanta sentado unos instantes aunque es necesario que se apoye en sus manos, las cuales las coloca delante de su cuerpo sino al poco tiempo se caería de lado.

A los siete meses y en ocasiones hasta antes (5-6 meses) el niño se mantiene más tiempo sentado sin recostarse, aunque aun necesita apoyarse en sus manos delante para no caerse. A la vez gira la cabeza hacia ambos lados y su cuerpo sobre si mismo (de boca abajo pasa a boca arriba, no siendo posible hacerlo a la inversa). Así pues debe vigilarse donde se le coloca (sobre un sillón etc.) pues puede caerse. Le encanta estar erguido y si se le sostiene de pié sobre las piernas se mueve de contento. El niño avanza arrastrándose hacia delante con la tripa pegada al suelo (reptar) pues aun no tiene la suficiente fuerza.

Es a los ocho meses cuando el bebé se mantiene sentado con la espalda recta y sin apoyo alguno arrastrando el culito .El niño aun no gatea pero va de rastras de un lado para otro de la casa para así conocerla gracias a la fuerza muscular de sus brazos que va adquiriendo. Sus piernas aun no son capaces de moverse correctamente pero puede soportar su peso sobre las piernas si alguien le sostiene. Alrededor del final de los 8 meses el niño ya es capaz de sentarse sin apoyarse durante algunos minutos y avanza arrastrando el culito, sin embargo al coger un juguete que esta a su lado se ladea pierde el equilibrio y se cae.

Es a los nueve meses el momento en que el bebé aprende a gatear bien (al principio hacia los siete meses lo que hace es reptar) y ya se sienta con toda seguridad y estabilidad. Sentado en el suelo rodeado de objetos y juguetes se entretiene un buen rato.

A los diez meses el niño ya se pone en pié y se sostiene agarrado algún mueble. En la cuna se agarra a los barrotes y se pone en pié sin ayuda de nadie. Su cuerpo se encuentra ya lo suficiente fuerte para mantenerse en posición vertical y si se le ayuda consigue dar algunos pasos. Una vez que el niño gatea (primero poco a poco y después a gran velocidad) ya esta en condición de explorar el mundo que le rodea, lo que le expone a sufrir accidentes pues empieza a querer agarrar cosas que estén al alcance de su mano.

Es a los once meses si hasta ahora el niño andaba de frente agarrándose a los muebles, a un sillón o juguete con ruedas, cuando si se le ayuda con la mano ya se lanza a andar unos pasitos entre los muebles (aunque se cae). En un principio el niño anda con las piernas separadas.

A los doce meses el niño ya se sienta sin ayuda y se sostiene de pié sin ninguna sujeción o ayuda. Camina si se le da la mano y hasta hay algún niño que empieza a dar sus primeros pasos sin apoyo. A los 13 mese el bebé ya camina de la mano de un adulto y a los 14 meses ya da pasitos solo. A los 15 meses es cuando el niño ya camina solo sin ayuda. ( en caso contrario hay que consultar con el pediatra quien valorará la situación). Lo importante es que los niños caminen antes de los 18 meses. Es importante a esta edad acondicionar la casa a prueba de accidentes.

 Un breve resumen sobre la edad o plazos de adquisición de las habilidades motoras (aunque variable) puede alertar a los padres en caso de que no se cumplan. En este caso es al pediatra quien le corresponde llevar a cabo los exámenes correspondientes para descartar algún problema .

  • Sostener la cabeza: A los tres meses
  • Voltear su cuerpo: Hacia los 5 meses
  • Sentarse: Entre los 6 y los 9 meses
  • Gatear: A los 8-10 meses
  • Ponerse de pié: Entre los 8 y 12 meses
  • Caminar: Entre los 12 y los 18 meses

ES IMPORTANTE TENER EN CUENTA QUE SI SU BEBE TIENE UNA DIFERENCIA MUY CONSIDERABLE CON RESPECTO A LAS HABILIDADES PLANTEADAS ANTERIORMENTE, ES IMPORTANTE QUE ACUDA A UN PROFESIONAL EN PEDIATRIA QUIEN PROBABLEMENTE LO ENVIE A CONSULTA CON FISIOTERAPIA CON EL FIN DE GENERAR LA ESTIMULACION ADECUADA PARA QUE SU HIJO(A) SE NIVELE DE MANERA CORRECTA.

 

 

Fuente: 
http://www.pediatricblog.es/sostener-su-cabecita-darse-la-vuelta-mantenerse-sentado-gatear-y-dar-sus-primeros-pasos-son-habilidades-motoras-que-paso-a-paso-va-aprendiendo-el-bebe/

Siete juegos para estimular el habla del bebé

Del balbuceo a las palabras. Este es el primer camino por el lenguaje que recorre el bebé. Comienza cuando emite sus primeros fonemas, alrededor de los siete o nueve meses. Cuando cumple los 12 o 15 meses, ya suele ser capaz de denominar algo por su nombre. A partir de entonces, y hasta que alcanza los cinco años, el pequeño desarrolla su capacidad lingüística. Amplía poco a poco su vocabulario y aprende a construir frases completas. El niño aprende a hablar.Este aprendizaje se produce de forma natural, pero adaptado al ritmo y características de cada menor. Sin embargo, sí hay juegos y actividades con las que se puede apoyar el habla del bebé. "La actitud de los padres no debe ser pasiva",  que sostiene que el medio que rodea al niño tiene un papel muy relevante en su desarrollo del habla. "Desde las primeras edades, el entrenamiento auditivo es la base para el correcto desarrollo de la comunicación oral", apunta, por su parte, Margarita Gil, directora de un gabinete de aprendizaje y lenguaje.A continuación se explican algunos juegos para apoyar a los pequeños en su aprendizaje del habla que recomienda esta especialista.

 

 4  juegos de sonidos para aprender a hablar.

Los juegos si son divertidos para los niños pero, además, le pueden ayudar a aprender a hablar.

El traductor de sonidos

Un buen ejercicio para que el pequeño aprenda a discriminar los sonidos y los relacione con el lenguaje es hacer de traductor de sonidos. Para ello, el adulto debe traducir con la palabra correspondiente los sonidos y ruidos cotidianos que se producen de forma habitual, como el timbre de la puerta, la lavadora o el teléfono. También se pueden utilizar los de la calle: una sirena, pitidos, un perro o coches. Y los de la naturaleza un pájaro, el viento, la lluvia, etc.

¿Dónde estoy?

Con este juego se puede enseñar a los más pequeños a localizar el origen del sonido. El adulto se puede ocultar en distintas partes de la casa y emitir un sonido desde su escondite. También se puede hacer esta actividad con la ayuda de un juguete sonoro.

¡Saca la lengua!

Una buena idea para trabajar la motricidad labiolingual es decirle al pequeño que su cara es una casita, en la que los ojos son ventanas, la nariz el timbre, la boca la puerta y la lengua un amigo que está dentro de ella. 

Este juego permite entrenar los movimientos. Para ello, hay que pedir al niño que llame al timbre, abra la puerta y que deje salir (y volver a entrar después) a su amigo para dar un paseo.

Vamos a soplar

Para aprender a articular bien las palabras, el niño debe ejercitar la respiración y también aprender a acompasar el ritmo de la misma. Un buen ejercicio para ello es jugar a hinchar globos. 

Otra propuesta es colocar pequeñas bolitas de papel o de algodón sobre una superficie lisa y soplar sobre ellas para lograr que lleguen las primeras a la meta.

3  juegos para ampliar y reforzar el vocabulario del niño.

Cuando el pequeño ya ha aprendido a expresar sus primeras palabras, se puede estimular y reforzar su vocabulario. Para ello existen otros juegos útiles, que le permiten, además, entender el significado.

Estas son algunas propuestas:

¿Qué hay ahí?

Un cuento con ilustraciones para niños, una lámina o una revista servirán para ayudar al pequeño a ampliar el vocabulario. El juego consiste en contemplar juntos las imágenes y pedirle que señale y enuncie lo que ve en ellas. Cuando no sepa el nombre de alguna de las cosas que observa, el adulto debe decirle qué es y hacerle una breve descripción.

El tren de las palabras

"Llevo un vagón de... (fruta, animales, colores, etc)". A partir de esta frase el niño y el adulto empiezan a llenar el tren con palabras de la familia elegida. El adulto puede incorporar las menos usuales para que el pequeño pueda participar de forma activa en el juego, a la vez que aprende nuevas palabras.

Veo, veo

Este clásico juego enseña al niño a describir cosas y le ayuda a desarrollar vocabulario. El menor (o el adulto) elige un objeto que esté a la vista y comienza a dar pistas, entre ellas, su color, la letra por la que empieza o su situación. El turno termina cuando el otro jugador adivina qué es.

Consejos para no frenar el habla del niño

  • Dejarle hablar. No interrumpir al niño cuando quiere expresarse para corregirle, ni terminar las frases por él para acelerar la conversación.
  • Aprovechar cualquier ocasión para introducir más vocabulario, explicarle las palabras nuevas y su significado.
  • Leer con el pequeño cada día y dejarle participar de forma activa en la lectura. Hay que responder a sus preguntas sobre ella.
  • No corregirle cuando articule mal una palabra. Es mejor introducir el término de forma correcta de nuevo en la conversación.
  • Los padres son el principal modelo lingüístico para el niño. Por eso hay que cuidar el propio vocabulario y evitar utilizar un lenguaje infantilizado con el pequeño.

 

Fuente: 
www.consumer.es