
La dislalia es un trastorno en la articulación de los fonemas. Se trata de una incapacidad para pronunciar correctamente ciertos fonemas o grupos de fonemas. El lenguaje de un niño dislálico muy afectado puede resultar ininteligible.
¿Qué es la dislalia?
La dislalia es uno de los trastornos más frecuentes que se presentan en los niños. Se trata de un trastorno en la articulación de los fonemas, que genera que los niños pronuncien incorrectamente los fonemas o grupos de fonemas.
Cuando los niños comienzan a hablar, es normal que no lo hagan correctamente, sin embargo, alcanzada determinada edad, el lenguaje debería perfeccionarse y el niño debería mejorar su pronunciación. Pero esto no siempre ocurre, y son fundamentalmente, los colegios, guarderías etc.. los que detectan este trastorno.
Tipos de dislalia
Existen 2 grandes tipos de dislalias: las fonéticas y las fonológicas:
Dislalias fonéticas
Las dislalias fonéticas suelen tener su origen en alguna dificultad en la coordinación motriz, siendo los problema más habituales: Ceceo, seseo, sustituciones de letras por otras letras etc. Para la corrección de estos problemas es importante que los niños afectados aprendan un sistema motor nuevo o que corrijan uno inadecuado.
Dislalias fonológicas
Este tipo de dislalia se caracteriza por dificultades de discriminación auditiva y en el análisis temporal de fonemas dentro de una secuencia, lo que provoca que el niño cometa errores de pronunciación del tipo: Problemas de anticipación, decir “títate” por “quítate”, duplicación, “dififil” por “difícil”. Hay que tener en cuenta que estas variaciones son habituales durante el proceso de desarrollo del habla, por lo que sólo se consideran dificultades o trastornos si persisten una vez el niño ha cumplido los 5 años.
Tratamiento de la dislalia
Con un adecuado tratamiento, fundamentalmente de la mano de un Fonoaudiologo calificado, la dislalia tiende a mejorar y los niños tienen un pronóstico muy positivo. A continuación, te presentaremos, cómo tratar la dislalia:
1. Estimulación de la capacidad del niño para producir sonidos.
2. Estimulación de la coordinación de los movimientos necesarios para la pronunciación de sonidos con ejercicios labiales y linguales.
3. Realización de ejercicios donde el niño debe producir el sonido dentro de sílabas, hasta que se automatice el patrón muscular necesario para la articulación del sonido.
4. Prepararlo para que comience con las palabras completas, principalmente a través de juegos.
5. Cuando el niño es capaz de pronunciar los sonidos difíciles, se tratará que lo realice fuera de las sesiones, es decir, en su lenguaje espontáneo y no sólo en las sesiones terapéuticas.
En resumidas cuentas, el tratamiento consiste en ejercitar la musculatura que está interviniendo en la producción de los sonidos. La terapia se centra en juegos que facilitan la adquisición de las habilidades necesarias. Requiere implicación y participación tanto del niño como de su familia, para que el proceso pueda ser seguido y complementado por ellos en casa.