
¿Alguna vez pensaste que quizás, una de las razones por las cuales tu hijo no te escucha, es debido a tu manera de comunicarte?
La comunicación es una parte fundamental de la vida humana. Durante su desarrollo, el niño debe aprender a hablar pero también debe aprender habilidades sociales que le permitan comunicarse. Aprender a escuchar es una parte importantísima de la comunicación y los padres son los principales maestros del niño: la manera en la que los padres le hablen, le enseñará a comunicarse con otras personas.
Un aspecto muy importante de la comunicación es el contacto ocular. Siempre que te dirijas a tu hijo, hazlo mirándolo directamente a los ojos y llamándolo por su nombre, de tal manera que atraigas su atención y el niño sienta que estás conectado con la situación. Y siempre que tu hijo te hable, haz lo mismo. Por imitación, él copiará tus gestos y conductas. En lo posible, no le grites desde una habitación a la otra. Si quieres pedirle algo, ve hacia dónde está tu hijo y háblale frente a frente.
Cuando des instrucciones, sé concreto y breve. La mejor manera de garantizar que un niño no nos comprenda, es hablar demasiado y dar demasiadas explicaciones. Los niños se comunican entre sí de manera muy simple, con oraciones y palabras cortas. Observa a tu hijo desde una perspectiva objetiva, y háblale de acuerdo a su edad y capacidades adquiridas. Si te mira perdido o desinteresado, seguramente es porque no te está entendiendo. Si ese es el caso, pídele que repita lo que acabas de decirle.
Aunque tu hijo sea muy pequeño, ensénale a decir “Por favor”, “Gracias”, etc. cuando hablas con él. La cortesía y los buenos modales también se copian y se aprenden desde muy corta edad.
En el caso de mal comportamiento, hay algunas reglas que se pueden seguir para facilitar la comprensión.
· No tiene sentido intentar que el niño escuche o comprenda cuando está en crisis. Háblale despacio aunque te responda con gritos, para suavizar la situación, y espera a que esté calmado para hablar sobre lo que hizo. Si gritas mientras él grita, no hay comunicación sino un desborde emocional de ambas partes.
· Si el niño es pequeño, evitar preguntas tales como: “¿Por qué hiciste eso?” En cambio, podemos decir: “Vamos a hablar de lo que hiciste.”
· Establece una relación de causa-consecuencia cuando quieras ordenarle algo a tus hijos. Por ejemplo, “Cuando termines de ordenar tus juguetes, podrás salir al jardín”. Esto funciona de doble manera. Por un lado, hace que el niño se sienta responsable de su conducta. Por otro, facilita que aprenda la regla básica de los límites: que toda conducta tiene consecuencias.
· Nunca lo amenaces, eso genera que el niño se ponga a la defensiva y no lo predispone para hacer lo que le estamos pidiendo.
Aquí hay otros consejos que te pueden resultar útiles.
· Es importante negociar cuando sea posible. En vez de decir: “Ponte el abrigo”, di: ¿Qué abrigo quieres usar, el rojo o el azul? De esa manera, le ofreces al niño el control de la situación y se siente importante porque puede tomar una decisión.
· No digas “NO” ni utilices el modo imperativo todo el tiempo. Puedes comenzar tus instrucciones diciendo: “Yo quiero que hagas tal cosa…”, o “Me gustaría que ayudes a mamá a poner la mesa”.
· Nunca hagas una pregunta cuando quieras que tu hijo te responda que no. No tiene sentido preguntarle: ¿Puedes hacer tu cama? Así le damos al niño la chance de contestar que no. En cambio, podemos decir: “Tomás, por favor, haz tu cama así luego podemos jugar.”
· Repite, repite, repite… Es normal: los niños necesitan que les digamos las cosas muchas veces. Deben aprender a internalizar los mensajes y esto es posible en la medida que el niño se va desarrollando. Cuanto más pequeño es el niño, más veces deberemos repetir el mensaje.
Mejorar la comunicación con tus hijos mejorará la relación con ellos, y les facilitará adquirir las habilidades sociales necesarias para cuando sean adultos.